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miércoles, 3 de marzo de 2010

JOSÉ FRANCOS RODRÍGUEZ, periodista, escritor, médico y político español

Sin duda, todos los días se aprende algo. Hoy no ha sido menos y ya puedo ponerle cara a quien da nombre a una de las calles de Madrid a la que me siento más ligada. Y encima... ¡¡Era periodista!!.


De origen modesto, trabajó para costearse los estudios de Medicina que cursó. De su labor como médico en Madrid y su trabajo en hospitales -trabajó junto al doctor Cortezo- nacieron su interés por los problemas sociales de higiene y sanitarios y por la alimentación de los más desfavorecidos. Ese fue el camino que le llevó al periodismo y la prensa política, primero escribiendo artículos sobre el tema en diversos diarios de Madrid, y después ocupando cargos de redactor y finalmente de director en periódicos menores (La Justicia en 1893, El Globo entre 1895 y 1902).
El periodismo le sirvió de plataforma para acercarse a la tarea política, vinculada siempre a la izquierda liberal y más concretamente y hasta
1912 a la figura política de Canalejas. Por ello, es un fiel representante de la generación liberal regeneracionista de finales del siglo XIX que no había vivido la experiencia del Sexenio y que puso todas sus esperanzas en la mayoría de edad de Alfonso XIII. Su aprendizaje y acumulación de méritos son característicos del funcionamiento del sistema: comenzó con un cargo de concejal en el Ayuntamiento de Madrid en 1894, más tarde será elegido diputado "cunero" por Puerto Rico en 1898, luego lo será por Almansa en 1901 y 1905 y finalmente por Alicante en 1907. Por esas fechas ya era director del Heraldo de Madrid, por entonces portavoz oficioso del canalejismo regeneracionista en la capital, y ocupará ese puesto de 1902 a 1909. Dejará el periódico siguiendo el ascenso al poder de los liberales tras la caída de Maura: entre 1909 y 1910 dirigirá Correos y Telégrafos, y tras la llegada de Canalejas a la presidencia del gobierno, será alcalde de Madrid entre 1910 y 1912. Como alcalde en este período fueron muy comentados sus proyectos regeneracionistas para mejorar los abastos, urbanizar y ordenar el Extrarradio y su esbozo de mancomunidad con las poblaciones limítrofes a la capital. También se inició bajo su mandato y se construyó en buena parte la Gran Vía, consecuencia de otro ambicioso proyecto de remodelación.
Tras la muerte de Canalejas se vinculó a los liberal-demócratas de García Prieto y como representante de éstos ocupó diversos cargos entre
1914 y 1923, en períodos muy breves, tributarios de la fuerte inestabilidad gubernamental que vivía la monarquía de Alfonso XIII en este periodo: gobernador civil de Barcelona en 1913; de nuevo al frente de la Dirección General de Correos y Telégrafos entre 1915 y 1917, época en la que creó la Caja Postal de Ahorros (1916); ministro de Instrucción Pública en el primer gabinete García Prieto (abril-junio de 1917); comisario general de Abastecimientos; de nuevo alcalde de Madrid en un segundo mandato (noviembre de 1917 - marzo de 1918), al hilo del segundo gabinete García Prieto; ministro de Gracia y Justicia en el gobierno de coalición presidido por Antonio Maura tras el desastre de Annual entre 1921 y 1922, y prueba del prestigio que tenía por entonces, pues fue elegido personalmente por éste como representante de los garciaprietistas; por último, en 1923 fue nombrado senador vitalicio. El golpe de estado de Primo de Rivera desactivó su carrera política como la de otros liberales monárquicos.
Su afición al teatro y su labor periodística le hicieron escribir numerosas obras dramáticas, a veces diseñadas en colaboración, y libretos de zarzuela, en un estilo arnichesco, sentimental y moralizante, donde retrata tipos populares y castizos del Madrid humilde. Este triple papel de político, escritor y periodista le permitieron presidir y participar en numerosos organismos culturales: Real Academia Española, Sociedad de Autores Españoles,
Círculo de Bellas Artes y sobre todo la Asociación de la Prensa de Madrid que presidió hasta su muerte, acaecida en Madrid en julio de 1931. Entre sus mejores obras no destacan las teatrales sino sus Memorias de un gacetillero, publicadas en prensa y reunidas en varios volúmenes en los años veinte, que sirven de crónicas retrospectivas de su juventud madrileña en el último cuarto del siglo XIX, así como su Vida de Canalejas (1918), documentada biografía y cálido homenaje a su malogrado mentor, al que tanto admiró.

1 comentario:

  1. anda que no son poco productivas las clases de historia del periodismo!!!

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